Los tres gigantes de la filosofía griega son Sócrates, Platón y Aristóteles.
Sócrates no dejó ningún trabajo escrito. Era un destacado crítico de los sofistas, muchos de los cuales eran defensores profesionales quienes sostenían que no existe una verdad absoluta y que toda moralidad es relativa.
“Sofistería” ahora se define como el uso de argumentos inteligentes pero falsos, especialmente con la intención de engañar. Sócrates, sin embargo, cree que el objetivo de la investigación debe ser buscar las verdades. No obstante, adoptó algunos de los métodos de los sofistas a través de su interrogatorio constante de los supuestos que subyacen a las proposiciones. Este enfoque todavía informa algunos métodos de enseñanza y es similar a la formulación de preguntas, un medio utilizados para tratar de obtener “verdad” en los tribunales de hoy.
Sócrates estaba más interesado en las preocupaciones humanas, o en la filosofía moral y política, que en teorías más abstractas sobre el conocimiento. Después de mucho tiempo, esto también eventualmente se volvió a ser la tendencia predominante de la filosofía occidental moderna.
Sin embargo, Platón se interesaba mucho por las teorías del conocimiento y por la filosofía moral y política. De hecho, su filosofía política surge de su teoría del conocimiento. La teoría del conocimiento de Platón se basaba en la noción de “formas ideales”. Por lo tanto, hay caballos de diferentes tipos, colores y tamaños. Pero tenemos una idea de la forma del caballo que se aplica a todos los caballos. Platón ve esta forma ideal como constante, perfecta y eterna. Está separado de, y es superior a, todos los ejemplos particulares del caballo. Platón creía que las formas ideales que podemos llegar a comprender tienen una existencia independiente del cuerpo humano. Creía que todos los seres humanos tienen un alma inmortal donde se ubican las ideas. Esta alma existe antes de que nacimos y después que nos morimos y la adquisición del conocimiento es un proceso de recordar ideas que ya están ubicadas en esta alma. Platón dijo que la única forma de adquirir conocimiento era a través del pensamiento o el razonamiento en lugar de las experiencias externas percibidas a través de los sentidos. La más alta de todas las formas ideales es “la forma del bueno”. Esto es superior a todos los ejemplos particulares de cosas buenas y todas las otras formas ideales. La forma del bueno se asienta sobre todas las demás formas. Es, en cierto sentido, como Dios. La política de Platón surgió directamente de su punto de vista de que las formas ideales solo son completamente comprensibles por los filósofos. En su alegoría de la cueva, Platón expuso su opinión de que las personas comunes eran como prisioneros atrapados en la cueva, solamente capaces de ver sombras o imágenes en la pared de la cueva, en lugar de la luz que causa las sombras. Si alguna vez abandonaran la cueva, los prisioneros serían cegados por la luz de afuera.
Platón concluyó que la gente común no tiene “ningún conocimiento verdadero de la realidad, y no hay un estándar claro de perfección en su mente al que puedan dirigirse”. Llegó a la conclusión de que la sociedad debería organizarse en torno a las clases, con los filósofos a la cabeza y una casta militar virtuosa y desinteresada que existiera entre los gobernantes y la gente común. Al contraste, Aristóteles creía que el conocimiento se adquiría contemplando la experiencia derivada por los sentidos. Por ejemplo, en lugar de la noción de que un caballo se deriva de una forma ideal preexistente, la noción se construye a partir de examinar caballos reales y analizar sus características comunes. Lo mismo sucedió con las nociones de justicia o bondad. Aunque creía que el conocimiento se adquiría a través de los sentidos y que los sentidos dejan de funcionar después de la muerte, Aristóteles mantuvo la creencia de que el alma es responsable de nuestros pensamientos, es inmaterial e inmortal. Aristóteles rechazó el materialismo crudo. Una casa, por ejemplo, es más que solo materia. Tiene un plan y un constructor. Si alguien aceptara construir tu casa y viniera y tirara todos los componentes de la casa en tu tierra, no te habrían construido una casa.
Aristóteles identificó cuatro causas de cómo se produce una cosa: se trataba de un plan o proyecto (la causa formal), el material del que está hecho (la causa material), el creador (la causa eficiente) y el amplio propósito para el cual la cosa está hecha o existe (la causa final).
En política, Aristóteles identificó tres formas diferentes de gobierno y las formas en que cada uno de estos tipos de gobierno podría pervertirse por los intereses de un grupo en particular.
En filosofía moral, Aristóteles es más famoso por dos ideas: la media de oro y la ética de la virtud.
La media de oro se ilustra mejor con un ejemplo. El coraje es una virtud. Pero demasiado coraje es imprudente. Por otro lado una falta de coraje suficiente es cobarde. Por lo tanto, Aristóteles mantiene que algo en el medio sea lo mejor. Esta es la media de oro.
Para entender la ética de la virtud, primero hay que tocar los otros dos sistemas éticos principales conocidos por la filosofía: son el utilitarismo, a veces llamado consecuencialismo, y la deontología, a veces llamada ética del deber.
El consecuencialismo determina lo correcto o lo incorrecto a través de la consideración de las consecuencias de una acción y la cantidad de personas que son afectadas de manera positiva o negativa.
La ética del deber juzga lo correcto o lo incorrecto considerando la intención de la persona que toma la acción y si se actúa de acuerdo con los deberes. Estos deberes pueden ser establecidos por Dios, o mediante procesos de razonamiento que llegan a la conclusión de que ciertas reglas deben aplicarse universalmente.
La ética de la virtud adopta un enfoque, caso por caso, con referencia a lo que la acción o decisión demuestre sobre el carácter del tomador de la decisión. En muchos sentidos, parece una noción circular que realmente no proporciona una guía confiable para la acción- una acción es buena si contribuye a la virtud personal y una persona virtuosa hará el bien.
Por otro lado, tanto la ética del deber como la ética utilitaria también sufren sus propios problemas y, de alguna manera, esto nos puede llevar de nuevo a los enfoques caso por caso.
Aristóteles también es considerado a menudo como el padre de la teoría de la ley natural. La ley natural es la opinión de que las leyes humanas pueden variar de un lugar a otro, pero que también existen leyes de acuerdo con la naturaleza. Aristóteles en realidad no escribió mucho sobre el tema. Pero citó a Sófocles y Empédocles, sugiriendo que había leyes naturales que eran universales y que deberían vincular a todos, incluso en ausencia de algún acuerdo o contrato específico.