Los filósofos han desarrollado experimentos de pensamiento para probar teorías y problemas filosóficos.
Ética – juzgar lo correcto de lo incorrecto
Probablemente el campo mayor de la filosofía en que los experimentos de pensamiento son populares es la ética – la cuestión del comportamiento correcto o incorrecto.
Las dos perspectivas principales rivales en la ética son conocidas como consecuencialismo (llamado a veces también utilitariansmo) y la deontología o la ética del deber.
El consecuencialismo juzga las accones correctas de las acciones incorrectas refiriéndose a las consecuencias de una acción, una análisis de costos/beneficios que según la filosofía son más importantes que las intenciones. Los resultados son juzgados como correctos o incorrectos según la cantidad de placer o dolor que resulta para todas las personas afectadas por la acción.
La ética del deber juzga lo correcto de lo incorrecto según el grado en que una acción conforma con los principios universales de buena conducta. Tradicionalemente estos principios estaban basados en la religión, con Dios estipulando una cantidad de reglas bastante rígidas. Luego Emmanuel Kant propuso que los principios universales pudieran ser establecidos por la aplicación de la razón.
La prueba de Kant por la formación de principios universales era “Actúa como quisieras que los demás actúen hacia otras personas”. Actuar según el principio que todas las demás personas racionales acuaran, como si fuera una ley universal. Eso es similar pero no idéntico a la regla de oro de la religión de “haz a los demás como quisieras que ellos te hagan a ti”. Kant ve su principio basado en conducta correcta universal que, a diferencia de la regla de oro, no está basado en las preferencias subjetivas o personales de cómo una persona quisiera ser tratado o quisiera tratar a los demás.
Kan también creía que nunca deberíamos comportarnos de tal manera que tratamos la humanidad, en nosotros o en otros, no solo como un medio para un fin. Deberíamos tratarnos a nosotros mismos o los demás como fines en sí mismos. Esto a menudo es visto como una idea de “respeto” hacia las personas, por cualquier cosa que sea esencial a nuestra humanidad.
La prueba más famosa para cuestionar los diferentes enfoques del consecuencialismo y la ética del deber es el problema del tranvía descontrolado y sus variaciones en el tema.
El problema del tranvía: En este experimento un tranvía descontrolado está acercándose rápidamente a cinco personas que están en las vías del tranvía. Y tú tienes la opción de no hacer nada, o de pulsar un interruptor, desviando el tranvía a una vía diferente, donde hay solamente una persona. Si no haces nada, dejas morir a cinco personas, pero si pulsas el interruptor, eso causará la muerte de solamente una persona. Para la mayoría de las personas, esa es una ecuación utilitaria simple: cinco muertos son peores que uno, entonces es mejor pulsar el interruptor. El experimento también plantea la cuestión de si no hacer nada es una acción cuando hacer algo está en tu poder.
El hombre gordo: Similar al problema del tranvía, en este experimento, está el mismo tranvía descontrolado, pero esta vez, el único modo de pararlo es empujar a un hombre gordo sobre las vías. Eso parará al tranvía, pero el hombre gordo morirá en el proceso. De nuevo, el dilema es si es mejor sacrificar una vida para salvar cinco vidas más. Pero la menos está menos lista para empujar al hombre gordo que para pulsar el interruptor. Por cualquier razón parece más culpable moralmente empujar al hombre.
El cirujano: En este experimento el cirujano tiene cinco pacientes que necesitan un transplante de órgano (corazón, pulmones, hígado, riñones y páncreas). Si no tienen el transplante, se morirán pronto. Un hombre sano tiene todos estos órganos y podría salvar a los cinco pacientes si se fueran usados sus órganos. Pero la consecuencia será que el hombre sano moriría. La cuestión es si el cirujano debería usar los órganos de la persona sana, sabiendo que eso resultaría en su muerte para salvar las vidas de los cinco pacientes. Aunque los resultados sean los mismos – sacrificar una vida para salvar cinco. La mayoría de personas dicen instintivamente que sería incorrecto matar al hombre sano para salvar a los cinco. Pero la respuesta cambiaría si el hombre sano fuera Adolph Hitler y una de las personas que necesitaba el órgano fuera Einstein? Hay más posibilidades de que el resultado cambie para el consecuencialista que para el deontologista.
La enfermedad contagiosa controlable. En este experimento una persona tiene una enfermedad muy contagiosa que potencialmente puede dejar inválido o matar a una persona. Se puede contagiar por vía de contacto cercano, inclusive por un beso. Pero la persona contagiada recibe una medicina que controla sus síntomas y también significa que no puede contagiar a nadie más. Pero eso, solamente si toma su medicina cada día. Si fallan en eso, y no toma la medicina aunque sea por un dia, podría volverse contagiosos de nuevo.
Otra persona quiere besar a la persona infectada. La persona infectada sabe que nunca habia fallado en tomar su medicina. Pero por supuesto la persona que le quiere besar no puede saber eso con seguridad. Entonces, ¿la persona contagiada debe informar a la persona que quisiera besarlo que tiene esta enfermedad o no? ¿Qué es lo correcto? Este dilema considera el derecho a la privacidad de información médica contra el derecho de los demás de decidir por sí mismos sobre un riesgo aunque sea mínimo para su salud.
¿Maximizar el placer es la única cosa importante?
La Máquina de Experiencia: Otro experimento de pensamiento que rompe los pilares del consecuencialismo -maximizando placer- es la máquina de Experiencia. Este experimento plantea la cuestión de si el placer es tan importante como autenticidad o una experiencia de vida entera de la cual el dolor es una parte necesaria.
Este experimento imagina que hay una máquina en la cual uno puede conectarse para recibir experiencias constantes que son perfectas, felices, placenteras. ¿Usted eligiría vivir una vida conectado a tal máquina? El dilema es, si uno debería priorizar experiencia auténtica real (que ciertamente incluye el dolor) o el placer constante causado por la máquina. El experimento también sugiere que la felicidad no está relacionada solamente a la prevalencia de experiencias agradables en la vida de uno, pero que también tiene una dimensión ética.
Justicia
John Rawls era un filósofo quien propuso un experimento de pensamiento llamado el “Velo de Ignorancia” para explorar el concepto de justicia.
En el experimento de Rawls, nos pide que imaginemos a un grupo de personas que están por crear una serie de reglas e instituciones para gobernar su sociedad. Pero antes de hacer eso, tienen que ponerse un “velo de ignorancia” que no les permite saber qué posición van a ocupar en la sociedad, qué talentos y capacidades van a tener o si van a ser ricos o pobres. Tienen que tomar decisiones sobre cómo serían las reglas, sin saber cómo estas decisiones van a afectarles personalmente.
El próposito del velo de ignorancia es eliminar prejuicio e interés propio del proceso de tomar las decisiones. Rawls propone que si la gente no sabe qué posición va a tener en la sociedad, estará más inclinada a crear reglas que son justaspara todos, no obstante sus circunstancias individuales.
Rawls cree que si la gente tomara decisiones bajo el velo de ignorancia, inventarían dos principios fundamentales de justicia – que cada persona debería tener un derecho igual a las libertades básicas, como la libertad de expresión y religión, y que las desigualdades en la sociedad solamente deberían ser permitidas si benefician todos, especialmente la gente menos privilegiada de la sociedad.
El experimento de Rawls ha influido los campos de filosofía, ciencia política y economía, y ha inspirado mucha discusión y debate sobre la cuestión de cómo sería una sociedad justa.
¿Qué es el cambio?
El experimento del barco de Teseo pregunta ¿qué es el cambio?. Este experimento se trata de un barco que es reemplazado gradualmente pedazo por pedazo, hasta que ninguna de las partes originales permanece. La cuestión es si el barco es todavía el mismo barco, o si se ha vuelto un barco completamente diferente. El biólogo Richard Dawkins nos dice que no tenemos un solo átomo en nuestros cuerpos como adultos que tuvimos cuando éramos niños. Somos más parecidos a las olas de un océano que a las piedras. Entonces, ¿en qué grado somos realmente la misma persona en la vejez que éramos cuando jóvenes?
Es imposible ser omnipotente
La Paradoja de la Omnipotencia: Este experimento de pensamiento desafía la existencia de un Dios omnipotente preguntando si tal Dios pueda crear una piedra que fuera demasiado pesada para él o ella levantarla. Si el así dicho Dios omnipotente no puede crear una piedra que no pueda levantar, no es omnipotente, porque no puede crear tal piedra. Pero si el Dios puede crear tal piedra, no puede ser omnipotente porque no la puede levantar.